Pero ellos no lo reconocieron, pues era como si tuvieran los ojos vendados.
Al despuntar el alba, Jesús se presentó en la orilla. Pero los discípulos no se dieron cuenta de que era él.
Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él.
Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.
Después se apareció Jesús en otra forma a dos de ellos que iban de camino al campo.
Sucedió que, mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos.
―¿Qué vienen discutiendo por el camino? —les preguntó. Se detuvieron, cabizbajos;