Luego volvieron a casa y prepararon especias aromáticas y perfumes. Entonces descansaron el sábado, conforme al mandamiento.
El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron a la tumba. Llevaban los perfumes que habían preparado.
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ir a ungir el cuerpo de Jesús.