Si alguien los trata mal, no busquen venganza y, si los insultan, no respondan con otro insulto. Al contrario, bendigan a esa persona, pues ustedes fueron llamados para recibir la bendición de Dios.
Anteriormente, yo ofendía a Dios, perseguía a los creyentes y los insultaba. Pero Dios fue bueno conmigo, porque en ese momento yo era incrédulo y actuaba por ignorancia.
En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. Te alabo porque has escondido estas cosas de los sabios e instruidos, y se las has revelado a los que son como niños.
―No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.