Miren, va a llegar el tiempo en que se dirá: “¡Dichosas las estériles, que nunca dieron a luz ni amamantaron!”.
¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días!
Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la gente dijo: ―¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: ―Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.