―Sin duda Elías vendrá primero para restaurar todas las cosas —respondió Jesús—. Pero, entonces, ¿cómo es que las Escrituras dicen que el Hijo del hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado?
Imagínense a un hombre con un anillo de oro y ropa elegante, y a un pobre con ropa vieja y sucia. Supongamos que ambos entran al lugar donde ustedes se reúnen.
Si atienden bien al que lleva ropa elegante y le dicen: «Siéntese usted aquí, en este lugar cómodo»; pero al pobre le dicen: «Quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies»;