Como una hora más tarde, otro lo acusó: ―Seguro que este estaba con él; miren que es galileo.
―¡Hombre, no sé de qué estás hablando! —respondió Pedro. En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo.
―¡Estás loca! —le dijeron. Ella insistía en que así era, pero los otros decían: ―Debe de ser su ángel.