Les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta aquel día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.
Les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios.
Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.
Él nos libró del oscuro poder de Satanás y nos trasladó al reino de su amado Hijo.
Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca.
Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios.
Le dieron vino mezclado con mirra, pero no lo tomó.
Después tomó la copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.
Y añadió: ―Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios llegar con poder.
Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.