―Miren —contestó él—: al entrar ustedes en la ciudad les saldrá al encuentro un hombre que lleva un jarrón de agua. Síganlo hasta la casa en que entre
Y les digo esto para que cuando llegue ese día se acuerden de que ya se lo había advertido. Sin embargo, no les dije esto al principio porque yo estaba con ustedes.
Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.
―¿Dónde quieres que la preparemos? —le preguntaron.
y díganle al dueño de la casa: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”.