Pues todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba. Pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento.
El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos.
No había ningún necesitado en la comunidad. Los que tenían casas o terrenos los vendían y entregaban el dinero
Había entre la gente una mujer que hacía doce años que sufría de constantes derrames de sangre, sin que nadie pudiera sanarla. Había gastado todo lo que tenía en médicos.
Pues todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».
―Les aseguro —dijo— que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás.
Pues, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido. Pues lo que importa es dar según lo que se tiene, y no según lo que no se tiene.