Pues yo mismo les daré palabras adecuadas y sabiduría para responder. Ningún enemigo podrá resistirles ni contradecirles.
Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor la buena noticia que Dios tenía en secreto.
En ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben responder».
Pero no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará. Pues Dios la da a todos generosamente y sin reclamar nada.
―¿En tan poco tiempo piensas convencerme de ser cristiano? —le dijo Agripa. Pablo le respondió:
Pablo les habló sobre la justicia, el dominio propio y el juicio que vendrá de parte de Dios. Entonces Félix tuvo miedo y le dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando crea conveniente, te mandaré llamar otra vez».
Todos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les indicaba que hablaran.
Ustedes serán traicionados aun por sus padres, hermanos, parientes y amigos, y a algunos de ustedes se les dará muerte.