Entonces, para vigilarlo, enviaron espías que fingían ser gente justa. Pensaban atrapar a Jesús diciendo algo malo y así poder entregarlo a la autoridad del gobernador.
Pero Jesús, que sabía lo que estaban pensando, le dijo al hombre de la mano paralizada: ―Levántate y ponte frente a todos. Así que el hombre se puso de pie.
Así ya no seremos como niños, que cambian de opinión fácilmente y aceptan como verdad cualquier enseñanza. Pues los falsos maestros son astutos y usan métodos engañosos.