Al oír esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo: ―¡Así que también a los no judíos Dios les ha dado oportunidad de arrepentirse y tener vida eterna!
Predicaba de esta manera: «Después de mí viene uno más poderoso que yo. Ante él, ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias.