Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron. Comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto,
Al acercarse a Jerusalén, llegaron a Betfagué, al monte de los Olivos. Entonces Jesús envió a dos discípulos
»Llegó otro siervo y dijo: “Señor, aquí tiene su dinero; lo he tenido guardado, envuelto en un pañuelo.
Al instante recobró la vista. Entonces, dando la gloria a Dios, comenzó a seguir a Jesús. Y todos los que lo vieron alababan a Dios.
Todos se llenaron de temor y alababan a Dios. ―Hay entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo.
Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.
Más tarde, Jesús estaba sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo. Y Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron en privado:
Cuando se acercó a Betfagué y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos con este encargo:
A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino.
Muchos que se habían enterado de esa señal realizada por Jesús salían a su encuentro.