A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino.
Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las colocaban en el camino.
Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse.
Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron. Comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto,