Al verlo tan afligido, Jesús comentó: ―¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
El rey se puso muy triste, pero, como había hecho el juramento frente a sus invitados, no quiso decepcionarla.
Cuando el hombre oyó esto, se entristeció mucho, pues era muy rico.