Los mandamientos dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No se dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen». Estos y todos los demás mandamientos se resumen en este mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
Por tanto, nadie será declarado justo delante de Dios por hacer lo que la Ley exige. Al contrario, mediante la Ley nos damos cuenta de que somos pecadores.