Cierto dirigente le preguntó: ―Maestro bueno, ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?
Luego los sacó y les preguntó: ―Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?
Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: ―Amigos, ¿qué debemos hacer?
»¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?
―¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios.