¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?
Este ángel decía con fuerte voz: «Respeten a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».
»Así que los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos serán primeros.
Pero a la gente del reino se le echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y mucho sufrimiento.
Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.
Al ver esto, toda la gente se llenó de temor y dio gloria a Dios por haber dado tal autoridad a las personas.
―¿Acaso no quedaron sanos los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve?