Ya no merezco que se me llame tu hijo. Trátame como si fuera uno de tus obreros”.
Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!
Sean humildes y acepten la autoridad y poder de Dios, para que él los trate como a gente importante a su debido tiempo.
Creo que soy el más insignificante de los apóstoles. Y ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.
Así que inició el viaje y se fue a su padre. »Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y sintió compasión de él. Salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.