El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y le mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los ciegos y a los cojos”.
Además, que sea reconocida por sus buenas obras, tales como criar hijos, practicar la hospitalidad y lavar los pies de los creyentes. Que sea de las que ayudan a los que sufren y que aproveche toda oportunidad para hacer el bien.
Así que el líder debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Que sea esposo de una sola mujer, que controle sus deseos, que piense bien las cosas, respetado por todos, buen hospedador y capaz de enseñar.
Sin demora, Pedro se fue con ellos y, cuando llegó, lo llevaron al cuarto de arriba. Todas las viudas se acercaron a Pedro llorando. Le mostraban las túnicas y vestidos que Dorcas había hecho cuando aún estaba con ellas.
También dijo Jesús al que lo había invitado: ―Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos. Pues ellos, a su vez, te podrían invitar y así serías recompensado.