Entonces dirán: “Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”.
Dicen conocer a Dios, pero sus acciones demuestran que no es cierto. Son gente despreciable, desobediente y no es capaz de hacer nada bueno.
Actuarán como si de verdad amaran a Dios, pero su conducta mostrará lo contrario. ¡Con esa gente ni te metas!
Den muestras de verdadero arrepentimiento. Y no se pongan a pensar: “Somos descendientes de Abraham”. Pues les digo que Dios puede convertir estas piedras en descendientes de Abraham.
Pero él les contestará: “Les repito que no sé de dónde son ustedes. ¡Malvados, apártense de mí!”.