Por eso, hermanos en la fe, hagan el doble de esfuerzo por vivir así, para que demuestren que han sido llamados y elegidos por Dios. Si hacen estas cosas, nunca les irá mal en la vida.
No trabajen por la comida que pronto se acaba. Trabajen por la que permanece para vida eterna. Esa comida se la dará el Hijo del hombre, sobre quien Dios el Padre ha puesto su sello de aprobación.
No aceptan que solo Dios nos puede declarar justos. Por eso se esfuerzan en ser declarados justos por sus buenas acciones. No aceptan la salvación que Dios les ofrece.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea. Los que se esfuerzan logran aferrarse a él.
»Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con ustedes. Me buscarán, y lo que antes les dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.