Jesús les respondió: «¿Piensan ustedes que esos hombres, por haber sufrido así, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Y sus discípulos le preguntaron: ―Maestro, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues, aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a permitir que siga con vida».
¿O piensan que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén?
En aquella ocasión le contaron a Jesús cómo Pilato había dado muerte a unos galileos cuando estos ofrecían sus sacrificios.
¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan.