La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa.
Una vez satisfechos, echaron el trigo al mar para que el barco fuera más liviano.
Luego dijo Jesús a sus discípulos: ―Por eso les digo: No se preocupen por su vida, pensando en qué comerán; ni por su cuerpo, pensando con qué se vestirán.
Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves!