Luego dijo Jesús a sus discípulos: ―Por eso les digo: No se preocupen por su vida, pensando en qué comerán; ni por su cuerpo, pensando con qué se vestirán.
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pidan a Dios por todo. Presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca los dejaré; nunca los abandonaré».
Yo preferiría que no tuvieran nada de qué preocuparse. El soltero se preocupa de los asuntos del Señor y de cómo agradarlo.
Así que, no se preocupen por lo que han de comer o beber; dejen de preocuparse.
»Pero, cuando los lleven a juicio ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o qué van a decir.
La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa.