No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes. Y les encargué que vayan y den mucho fruto, un fruto que permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.
Porque él dice: «En el momento preciso te escuché, y el día que necesitabas salvación te ayudé». Les digo que este es el momento preciso elegido por Dios. ¡Hoy es el día de salvación!
¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?». ―El primero —contestaron ellos. Jesús les dijo: ―Les aseguro que los cobradores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes en el reino de Dios.
Sé que allí en la iglesia de Tiatira hay algunos que no siguen esa enseñanza. Ni han aprendido lo que esa gente llama “los profundos secretos de Satanás”. A ellos, que no siguen esa enseñanza, les digo que ya no les doy ningún otro mandato.