Entonces, para vigilarlo, enviaron espías que fingían ser gente justa. Pensaban atrapar a Jesús diciendo algo malo y así poder entregarlo a la autoridad del gobernador.
No se deje convencer, porque más de cuarenta de ellos estarán escondidos esperando a Pablo. Han jurado bajo maldición no comer ni beber hasta que hayan logrado matarlo. Ya están listos. Solo esperan a que usted diga que sí.