En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados. Ellos mataron a los profetas, y ustedes les construyen las tumbas.
Hermanos en la fe, tomen como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor.
Pero al declararse descendientes de los que mataron a los profetas, se convierten en cómplices.
»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como tumbas blanqueadas. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre.
»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quienes los antepasados de ustedes mataron.
Por eso Dios, que es sabio, dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros”.
Saben muy bien que Dios ha decidido castigar esa conducta con la muerte. Sin embargo, no solo siguen haciéndolo; también aprueban a quienes lo hacen.