Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la gente dijo: ―¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!
dijo en alta voz: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz!
Miren, va a llegar el tiempo en que se dirá: “¡Dichosas las estériles, que nunca dieron a luz ni amamantaron!”.
porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora todos me llamarán dichosa,
El ángel se acercó a ella y le dijo: ―¡Te saludo, tú que has recibido la bendición de Dios! El Señor está contigo.
Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial».