Si alguno recibe un maltrato de otra persona, asegúrese de que no busque venganza. Más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos.
Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño de la posada. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”.