Él les dijo: «Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios.
Ahora bien, es claro que por obedecer la Ley nadie es declarado justo delante de Dios, porque las Escrituras dicen: «El justo vivirá para siempre, gracias a la fe».
No aceptan que solo Dios nos puede declarar justos. Por eso se esfuerzan en ser declarados justos por sus buenas acciones. No aceptan la salvación que Dios les ofrece.