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Referencias Cruzadas

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Lucas 10:2

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Por tanto, pídanle al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.

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48 Referencias Cruzadas  

Hermanos en la fe, les pedimos que traten bien a los que trabajan arduamente entre ustedes y los guían y aconsejan para que confíen en el Señor.

Les dijo: ―Vayan por todo el mundo y anuncien la buena noticia a toda criatura.

Tú, por el contrario, sé inteligente en todo momento, soporta los sufrimientos y dedícate a anunciar la buena noticia de salvación. Cumple con los deberes del trabajo que Dios te dio.

Por último, hermanos en la fe, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se escuche pronto en todo lugar. Oren para que sea recibido con respeto y aprecio, tal como sucedió entre ustedes.

Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile.

En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra confianza en que el Dios viviente cumplirá sus promesas. Él es el Salvador de todos, especialmente de los que creen.

Pero el Señor me respondió: “Vete; yo te enviaré lejos, a los no judíos”».

Cuiden de ustedes mismos y de todos aquellos que Dios ha salvado con su propia sangre. El Espíritu Santo los ha puesto a ustedes para cuidar de la iglesia. Así que ustedes son como pastores al cuidado de un rebaño de ovejas.

Bernabé y Saulo, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

Mientras participaban en el culto al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».

Los que habían huido a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía. Allí anunciaban el mensaje solamente a los judíos.

Los que habían huido a otras regiones predicaban el mensaje de la buena noticia por dondequiera que iban.

Jesús reunió a los doce apóstoles. Les dio poder y autoridad para echar fuera a todos los demonios y para sanar enfermedades.

Los discípulos salieron y predicaron por todas partes. El Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

»Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo.

Ahora bien, creo que es necesario enviarles de vuelta a Epafrodito. Ustedes me enviaron a este hermano en la fe, colaborador y compañero de lucha, para atenderme en mis necesidades.

pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo.

En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros. Luego ha puesto los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diferentes lenguas.

Para esto trabajo y lucho con la fuerza que el poder de Cristo me da.

Él estuvo a punto de morir por servir a Cristo; puso en peligro su vida para ayudarme cuando ustedes no podían.

Cristo, como Hijo de Dios, es obediente al guiar al pueblo de Dios que somos nosotros. Y continuaremos siendo su pueblo si nos mantenemos seguros y confiando con orgullo en nuestra salvación.

Recordarán, hermanos en la fe, nuestros esfuerzos y luchas para anunciarles la buena noticia de Dios. Trabajamos día y noche para que no tuvieran que apoyarnos con dinero.

Les manda saludos Epafras, que es de su iglesia. Este servidor de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes. Él ora pidiendo que ustedes sigan confiando totalmente en Cristo, sin dudar, y puedan obedecer a Dios en todo lo que les pida.

Nosotros, ayudantes de Dios, les rogamos que sepan apreciar su inmerecido amor.

Pero soy apóstol gracias al amor de Dios, aunque no merezco ese amor. Ese amor por mí ha dado resultados, pues he trabajado con más fuerza que los demás apóstoles. Sin embargo, reconozco que no soy yo quien lo ha logrado. Ha sido obra de Dios, quien me ha amado sin yo merecerlo.

Te saluda Pablo, que ahora estoy preso por servir a Cristo Jesús. Recibe también un saludo de Timoteo, hermano en la fe. Esta carta va dirigida a ti, querido Filemón, compañero de trabajo,

»Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda en medio de los siete candelabros de oro dice esto:




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