Él hablaba con pasión y enseñaba con claridad acerca de Jesús. Alguien le había enseñado acerca del Señor, aunque solo conocía lo referente al bautismo de Juan.
Sin embargo, en la iglesia prefiero hablar cinco palabras que se entiendan. Pues, si me doy a entender, podré instruir a los demás. Eso es más útil que hablar diez mil palabras en lenguas extrañas.