―¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?
Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
Él reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
Y el ángel le dijo: ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.