―No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su bendición —le dijo el ángel—.
El ángel le dijo: ―No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
¿Qué diremos de todo esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?
Pero Jesús les dijo en seguida: ―¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
»No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.
El ángel dijo a las mujeres: ―No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado.
y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que presentarte ante el césar. Dios te ha escuchado y ninguno de los que navegan contigo morirá”.
Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda; no tengo miedo. Nadie puede hacerme daño».