«Esto —decía ella— es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la vergüenza que yo tenía ante los demás».
Por la fe Abraham consideró fiel al que le había hecho la promesa. Por eso, aunque él era muy viejo y Sara no podía tener hijos, recibió fuerza para tener un hijo.
El ángel le dijo: ―No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
Poco después, su esposa Elisabet quedó embarazada y se quedó en su casa por cinco meses.