―¿Cómo podré estar seguro de esto? —preguntó Zacarías al ángel—. Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada.
―¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?
Pero, como Elisabet no podía quedar embarazada, no tenían hijos. Además, los dos eran ya de edad avanzada.
Su fe no se debilitó. Creyó, aunque ya tenía unos cien años de edad y sabía que tanto él como Sara ya eran muy viejos para tener hijos.