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Referencias Cruzadas

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Juan 9:29

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Y sabemos que a Moisés le habló Dios; pero de este no sabemos ni de dónde salió.

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28 Referencias Cruzadas  

―Aunque yo sea mi propio testigo —contestó Jesús—, mi testimonio es válido, porque yo sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.

Pero Dios me ha ayudado hasta hoy. Por eso me mantengo firme, hablando de esto a todos por igual. No he dicho sino lo que los Profetas y Moisés ya dijeron que sucedería:

La gente estuvo escuchando a Pablo hasta que pronunció esas palabras. Entonces levantaron la voz y gritaron: «¡Mátalo! ¡Ese hombre no merece vivir!».

»A este mismo Moisés, a quien habían rechazado diciéndole: “¿Y quién te nombró gobernante y juez?”, Dios lo envió para ser gobernante y libertador, mediante el poder del ángel que se le apareció en la zarza.

Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: ―¡Da gloria a Dios! A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.

Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Y había desacuerdo entre ellos.

Nosotros sabemos de dónde viene este hombre. Pero cuando venga el Cristo nadie sabrá de dónde viene».

La Ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inmerecido de Dios y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.

Y comenzaron la acusación con estas palabras: ―Hemos descubierto a este hombre causando alboroto en nuestra nación. Se opone al pago de impuestos al césar y afirma que él es el Cristo, un rey.

que declararon: ―Este hombre dijo: “Puedo destruir el Templo de Dios y reconstruirlo en tres días”.

Pero, al oírlo los fariseos, dijeron: «Este no echa fuera a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios».

Por eso Jesús, que seguía enseñando en el Templo, dijo: ―¡Con que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno en quien se puede confiar. Ustedes no lo conocen,

―¡Allí está lo sorprendente! —respondió el hombre—: que ustedes no sepan de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos.

Dios habló en otras épocas a nuestros antepasados. Lo hizo por medio de los profetas en diversas ocasiones y de varias maneras.

Pero en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo hizo heredero de todo, y por medio de él creó el universo.




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