Y sus discípulos le preguntaron: ―Maestro, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
Jesús les respondió: «¿Piensan ustedes que esos hombres, por haber sufrido así, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Ellos respondieron: ―Tú, que naciste lleno de pecado, ¿vas a darnos lecciones? Y lo expulsaron.
Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino, pues, aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a permitir que siga con vida».
Le respondieron: ―Unos dicen que es Juan el Bautista, otros, que Elías, y otros, que Jeremías o uno de los profetas.
Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Maestro”.
»Pero no permitan que a ustedes se les llame “Maestro”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos.
Mientras tanto, sus discípulos le insistían: ―Maestro, come algo.
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.