―¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron. ―No lo sé —respondió.
Por eso las autoridades judías lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido?».
Y él respondió: ―Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé”. Así que fui, me lavé y entonces pude ver.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.