No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia.
Pero, si hacen diferencias entre las personas, cometen pecado. La misma Ley los declara culpables de ser desobedientes.
Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie.
Mis hermanos en la fe, ustedes han creído en nuestro glorioso Señor Jesucristo. Por eso, no deben tratar de una manera a una persona y a otra de manera distinta.
¿acaso no hacen diferencia entre uno y otro, y juzgan con malas intenciones?
Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es este al que quieren matar?
Ustedes se dejan guiar por lo que ven. Si alguno está convencido de ser de Cristo, piénselo bien, pues nosotros también somos de Cristo.