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Referencias Cruzadas

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Juan 7:12

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Entre la gente corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona». Otros decían: «No, él engaña a la gente».

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20 Referencias Cruzadas  

Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Y había desacuerdo entre ellos.

―¿Así que también ustedes se han dejado engañar? —respondieron los fariseos—.

Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba estas cosas acerca de él. Entonces, junto con los jefes de los sacerdotes, mandaron unos guardias del Templo para arrestarlo.

Háganlo todo sin quejas ni pleitos.

Es muy difícil que alguien muera por un justo. Pero tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.

Un gran número de personas aceptó al Señor, pues Bernabé era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.

―¿También tú eres de Galilea? —respondieron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta.

Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad este es el profeta, el que ha de venir al mundo».

Había un hombre bueno y justo llamado José, miembro del tribunal.

El capitán romano, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: ―¡Verdaderamente este hombre era justo!

―¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios.

Todos se llenaron de temor y alababan a Dios. ―Hay entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo.

El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien. Pero el que es malo, de su maldad produce el mal. Pues de lo que abunda en el corazón habla la boca.

―Señor —le dijeron—, nosotros recordamos que mientras ese engañador aún vivía, dijo: “A los tres días resucitaré”.

Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente, porque esta lo consideraba un profeta.

Basta con que el alumno sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!




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