Por eso las autoridades judías lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido?».
La gente buscaba a Jesús, y en el Templo todos comentaban entre sí: «¿Qué les parece? ¿Acaso no vendrá a la fiesta?».
Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era.
Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.
Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente.
Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó este tantos conocimientos sin haber estudiado?».
―¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron. ―No lo sé —respondió.