―¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? —insistieron ellos—.
A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales milagrosas en presencia de ellos, todavía no creían en él.
Los judíos piden señales milagrosas para así creer en este mensaje. Los que no son judíos quieren oír un mensaje lleno de sabiduría humana.
Pero, si las hago, aunque no me crean a mí, crean a mis obras. Así sabrán y entenderán que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.
Pero, como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.
Entonces los judíos reaccionaron, preguntándole: ―¿Qué señal puedes mostrarnos para actuar de esta manera?
Dios también nos confirmó su validez por medio de hechos asombrosos, maravillas, muchos milagros y habilidades dadas por el Espíritu Santo según su voluntad.
Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer milagros y maravillas mediante el nombre de tu santo siervo Jesús».
Que baje ahora de la cruz ese Cristo, el rey de Israel, para que veamos y creamos. También lo insultaban los que estaban crucificados con él.
Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerle una trampa, le pidieron una señal del cielo.
Y mucha gente lo seguía, porque veía las señales milagrosas que hacía en los enfermos.
Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad este es el profeta, el que ha de venir al mundo».