Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha elegido. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos».
Pues es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo. Allí cada uno recibirá lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.
Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona. Así lo afirma el mensaje de la buena noticia, el cual yo predico.
»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.