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Referencias Cruzadas

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Juan 5:19

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Entonces Jesús afirmó: ―Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace. Todo lo que hace el Padre, lo hace también el Hijo.

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43 Referencias Cruzadas  

Yo no he hablado por mi propia cuenta. El Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo.

Por eso Jesús añadió: ―Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy quien afirmo ser. Y sabrán que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado.

¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les hablo, no las hablo como cosa mía. El Padre, que está en mí, es el que hace sus obras.

Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».

Y, si el Espíritu de Dios, que levantó a Cristo de entre los muertos, vive en ustedes, él también les dará vida a sus cuerpos muertos. Lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.

Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar.

Pues yo mismo les daré palabras adecuadas y sabiduría para responder. Ningún enemigo podrá resistirles ni contradecirles.

Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes él quiere.

Pues es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo. Allí cada uno recibirá lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.

―Te aseguro que quien no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.

A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que conoce a fondo la mente y el corazón. A cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus acciones.

Porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados una sola vez, y es suficiente. Él, que era justo, murió por nosotros, que éramos injustos. Así nos acercó a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.

Porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades. Todo ha sido creado por medio de él y para él.

Todo lo puedo soportar por medio de Cristo que me fortalece.

Él transformará nuestros débiles cuerpos para que sean como su cuerpo glorioso. Nos transformará por medio del poder con que controla todas las cosas.

Él es inmensamente rico y poderoso. Por eso le pido en oración que, por medio del Espíritu, les dé un espíritu fuerte, para que no se desanimen por nada.

que nos dio vida por medio de Cristo. Aun cuando estábamos muertos para Dios por causa de nuestros pecados, él nos dio vida. ¡No merecíamos este amor por el cual somos salvados!

Pues sabemos que, así como Dios resucitó al Señor Jesús, nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia.

Ahora bien, si se predica que Dios resucitó a Cristo, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección?

Por medio del bautismo, nosotros también fuimos enterrados con él en su muerte. Y, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevamos una vida nueva.

Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las ataduras de la muerte. ¡Era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio!

―Destruyan este templo —respondió Jesús—, y lo levantaré de nuevo en tres días.

¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Pues Dios, que resucitó a Jesús, resucitará a los que han muerto confiando en él.

Dios, con su glorioso poder, les dará fuerzas para que puedan seguir creyendo y soportando toda dificultad.

Yendo un poco más allá, se arrodilló, se inclinó hasta tocar el suelo con su rostro, y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».

Pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.

Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir».




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