―¿Quién es ese hombre que te dijo: “Recógela y anda”? —le preguntaron.
Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los líderes del pueblo. ―¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad?
Puedo declarar en favor de ellos que en verdad desean agradar a Dios. Pero ese deseo demuestra que les falta conocimiento.
―El que me sanó me dijo: “Recoge tu camilla y anda” —les respondió.
El que había sido sanado no tenía idea de quién era. Pues Jesús había desaparecido entre la mucha gente que estaba en el lugar.