―El que me sanó me dijo: “Recoge tu camilla y anda” —les respondió.
Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Y había desacuerdo entre ellos.
Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado: ―Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla.
―¿Quién es ese hombre que te dijo: “Recógela y anda”? —le preguntaron.
―¿Y dónde está ese hombre? —le preguntaron. ―No lo sé —respondió.