Pues bien dice el refrán: “Uno es el que siembra y otro el que cosecha”.
Es que le tenía miedo a usted, que es un hombre muy exigente: toma lo que no depositó y cosecha lo que no sembró”.
Ya el que cosecha recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el que siembra como el que cosecha se alegran juntos.
Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fruto de ese trabajo.
Les aseguro que el que cree en mí, las obras que yo hago también él las hará. Y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.