Los que viven controlados por el pecado solo piensan en satisfacer sus malos deseos. En cambio, los que viven controlados por el Espíritu solo piensan en satisfacer los deseos del Espíritu.
Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que el Espíritu de Dios revela, pues le parece una locura. No puede entenderlo, porque solo los que tienen el Espíritu lo entienden.